Comentario a la película La Scribbler (la escribiente, traducida como La Heroína)

 

Hegel dijo que el arte se encarga de mostrar la verdad de la parte de la vida del hombre que le compete al arte.

Ví Scribbler una película traducida aquí como la Heroína adaptada del comic creado por Dan Schaffer con Kate Cassidy como protagonista.

La peli trata de una paciente psiquiátrica que tiene trastorno de personalidades múltiples; el sistema no era dejarla en el psiquiátrico, sino que con otros pacientes tratados viva en un edificio para ellos, con cierta libertad para moverse ir y venir.

El personaje protagónica es Suky una joven sin familia, criada en asilos, más allá del recurso del concepto “asilo”, se puede decir que muchos personas que tuvieron una “familia”: no conocieron el amor vuelto en obras, en constancia y asiduidad en el trato de una familia. Acá se deduce en Suky es una persona sola, no querida, paria, no por elección, sino porque le tocó en suerte.

Ella a los 11 años se consigue comunicar mediante la escritura, escribía paredes, cumpliendo ese rol materno y paterno de cuidarse a sí misma, cuando nadie la cuidaba. Pero era una escritura como nuestro inconsciente, donde uno no tiene conciencia siempre de esa madre o padre interior amoroso que te cuida. Es como si la escribiente, fuera una persona y Suky otra. Su mano izquierda no sabía que hacía la derecha, por ponerlo en metáfora.

Su escritura era a la inversa, es decir desde el final hacia el comienzo de la palabra,  a la inversa de la “norma”. Ella en sí podía leer sus propios mensajes a la inversa -para sí misma- ante el espejo, como lo es en la realidad.

Más allá del tratamiento innovador que le da el psiquiatra y que tiene los recursos de ciencia ficción, es perfectamente verosímil de que ella quiera ser “una” siempre, completarse. Ya que la sociedad obliga a los “adaptados al sistema”, a tener como diversas máscaras o personalidades, -amén de que algunos se vayan al extremo de la hipocresía-, el uso de la máscara que más le conviene y combina a la persona con la propia personalidad, puede salvarle a alguien su propia vida.

Más allá del cuentito policial que se cuenta, Suky se engancha en la terapia de ir eliminando sus personalidades, es como ir sacándose máscaras, para saber quién es ella, y en ese proceso tiene miedo de lo que pueda descubrir.

Por otro lado no tenía paz, no podía ser ella, y le temía a la escribiente, probablemente su personalidad más “inadaptada” y un poco más…

A lo largo de la película ella va cambiando su percepción de sí misma, una persona que no se quería a sí misma y que temía verse en el espejo. Comienza a querer que “su mano izquierda sepa lo que hace la derecha”. Que su cerebro trabaje con los dos hemisferios, funcione en armonía con sus últimas dos personalidades: Suky y la Escribiente. Así como el Ying y el Yang, las dos caras de la moneda.

Comienza a percibir que su búsqueda es desde afuera hacia adentro, hacia su verdadero Ser y Esencia. Puede ser peligroso, pero una cosa sale a la luz, de que ahora acepta su Ser tal como es, y con su visión única y particular de la vida. En un mundo de leyes, normas , orden y caos, la heroína que ella es va por fuera de ese orden establecido e impuesto por el sistema. Sin dañar a terceros, ella se sabe lo que es. Se mira frente a su propio espejo.

El arte muestra una parte de la verdad, en esta película nos muestra que si bien a Suky le da temor ser ella misma, en su moneda que tiene dos lados; el conocerse le da una enorme libertad interior y que prefiere conocerse como realmente es y no taparse, vestirse con capas o máscaras para así adaptarse al sistema social a costa de su propio yo. De qué lado cae tu moneda?

Lic. Fernanda Inés Sucunza