Como el Pan:

 

Sagrada y necesaria la Vida me llama.

Sagrada y cotidiana,

como el Pan está formada: parece fácil

pero no lo es, como el pan necesita ser adobada,

como el pan necesita de buena agua.

Como el pan pide levadura fresca,

como el pan precisa reposo,

trabajo y reposo, trabajo y reposo.

 

Dulce y triste vida, necesitas de la sal, para tener sabor.

Dulce vida, necesitas de tranquilidad; para que los sueños se alcen,

como la masa del pan. 

Triste vida, existencia lastimosa, pareces fácil,

pero hacer un buen pan no lo es,

en lo simple está lo complejo.

En la vida, está la complejidad,

tejida con los granos de trigo, tejida con la sal

y el aceite. Deberé aceitar mi presente,

y hornearme en una nueva Existencia, que me dé consistencia,

a pesar del peso de la Experiencia. Esa,

que también puede ayudarme a hacer un buen Pan de mi Vida,

y (ó) finalmente mi Existencia se alce en una horneada Final; (¿Fatal?)

 

F.I.S.

Abril 2017 

 

 

A mis queridos pajaritos:

 

¿A dónde se han ido?

¿En qué lugar de la montaña han construido

sus nidos?

¿Porqué no los puedo ver?

¿Qué mal acecha a mi alrededor

que no oigo sus cantos, sus trinos

melodiosos? Tiernos pájaros,

¿Dónde están sus llamadores de ángeles,

sus gorjeos vitales para mi Alma?

 

Dulces avecitas, lucecitas álmicas,

traigan su cantar, su reír, su sonar,

como celestiales campanitas,

angelicales melodiosas vocecitas,

traigan cerca de mí su sonora presencia,

en mis largas horas de existencia,

no me abandonen más, sean mi compañía  

hasta que al fin la tierra, tape mis huesos.   

 

Lic. F.I.S.

 

Junio 2017.

 

 

Al Creador

 

Dulce Padre !

Buen Padre del alma. Que siempre

Estás cerca de mí. Que junto a los

Ángeles guardianes, buscás mi bienestar.

 

Dulce Padrecito, Creador del alma,

Luz Divina, estás en cada flor, en cada nube,

en los árboles, en el río, en el mar y las montañas.

 

Estás en una dulce mirada de un abuelo,

Estás en mi ser cuando siento amor,

Estás silenciosamente cerca de los débiles y oprimidos.

 

Cuidás a tu creación, eres

Junto a otros creadores, parte de La Luz,

Estás del lado del bien y de la justicia.

Del lado de la salud y de la esperanza.

 

Sos luz, frente a tanta oscuridad,

Sos generosidad frente a tanto egoísmo,

Eres sabiduría allí donde la ignorancia nos hace sufrir,

Eres dicha y gozo, allí donde la desesperanza y la desazón

calan los huesos.

 

Dulce Creador de Luz, dulces Creadores de Luz,

Dulces seres de luz divina, que luchan por el bien y la virtud,

Sin moralismos, sin normas estrictas, más que las de las del razocinio

y las de la Bien común.

 

Seres de luz, que trabajan por la paz.

Dennos paz, en medio del aturdimiento,

Dennos perdón, en medio de tanto odio,

Dennos belleza natural, en medio de tanta artificial.

 

Dennos una mirada límpida, ayuden a que el alma humana

se engrandezca en la vida digna,

en la verdadera integridad del respeto: en la libertad.

 

Preciada Libertad,

Creadores, dennos la dicha de ser merecedores de ella.

Buenos ángeles, No nos abandonen en las horas de gozo.

No nos abandonen en las horas de amarga pena.

 

Dennos sus sonrisas para que las podamos sentir,

Dennos su energía, su luz divina

que cura las humanas penurias,  

dennos Amor en el corazón, dennos un vida

digna. Divina vida.

 

Divino Ser, mi querido Padre,

dannos un alma preciada, forjada con la fuerza

de un buen espíritu, de una voluntad de Fe; Fé en la vida,

Fé en el Destino, Fé en el Amor.

 

Gracias por el mar, gracias por la tierra,

Gracias por la naturaleza, gracias

por tu amor, gracias por los dones de la luz.

Gracias por tu hermosa creación.

 

F.I.S. 

 

 

 

Hogar

 

¿Soledad, depresión?

Ya no.

Busqué un lugar exótico para mí,

Algo que fuera más que una casa..

cuando necesité amor.

 

Ya salí del carnaval,

dejé aquellos ojos que me miraban mal.

 

Sola, extraña a la mujer que creí ser,

porque ya sin miedo, con mi andar cansino,

soy una mujer de Fe.

Mi mente larga la niebla

del olvido, mi cuerpo está más liviano,

ya no cargo las mochilas del pasado.

 

Ya no peno en la ciudad,

la vida cobra otras formas,

las figuras se recortan en el único marco del

presente; el atardecer, dulce elixir.

 

En los sueños puedo ser mi propia

heroína.

 

La búsqueda cotidiana se detiene.

Aquí no estoy más sola,

en este espacio, que es más que una casa,

ya no tengo que buscar más;

toda mirada es un encuentro,

todo momento es único: al compartirlo contigo.

Es mi lugar, tu lugar,

donde podemos estar y Ser;

es: nuestro Hogar.

 

Y donde estemos juntos, lo será.

 

 

Lic. Fernanda Inés Sucunza

15/08/2016

 

 

Oda a mi muerte

 

Muerte linda, tantas veces llamada.

Muerte digna, tantas veces orada.

Muerte súbita cuando quieras te espero.

Muerte sabia, nunca llegas antes, ni después.

Muerte santa, que me salvas.

 

Cuando vengas te estaré esperando.

Siempre te esperé y te espero.

Muerte santa, que vendrás y me salvarás.

Guíame a los brazos DEL QUE ME CREO.

Muerte, quiéreme, y sigue los pasos de mi Padre,

Él te dirá el momento exacto.

 

Sólo por hoy te pido que te demores un poco.

Sé que te he llamado hasta el cansancio,

sé que te he tentado, y otros también lo han hecho

al enviarte a mi lado, y al susurrarte que lo hagas,

sin embargo sigues los designios de mi Creador

por eso eres sabia, porque esperas el momento indicado.

 

Quiero pedirte que por hoy te demores un poco,

contarte que finalmente me he sentido amada,

contarte que finalmente tengo esperanza,

que un día pronto conoceré las alegrías humanas,

el calor de la amistad, el calor de la familia,

veré los paisajes de este planeta,

gozaré del agua, de la tierra, del fuego, del aire;

ya siento que me voy oxigenando.

 

Vieras lo lindo, que es sentir la brisa,

y ver el verde que invade todos los sentidos,

Vieras lo lindo, que es estar en la Tierra,

cuando ya has crecido.

 

Déjame hundirme en la tierra,

como el grano de trigo,

ya he muerto y debo dar la espiga,

así dure un minuto o algunos años.

Cuando mi Padre te llame: ven rápidamente a mi

y a mi amor, porque así se lo hemos pedido.

 

Ven, pero demórate un rato en el umbral de mi puerta.

quizá no puedas creer que me río,

que junto a él y otras personas somos un grupo

somos iguales, somos ricos.

Quizá te sorprenda verme en la playa.

Quizá te sorprenda verme dormida en paz,

pero te digo muerte querida,

que si ahora te llamo no es por desesperación,

ni por amargura, ni por desamor a mi misma.

 

Ahora te llamo, porque sé que en cuanto puedas

vendrás por mí y mi amor, porque así lo hemos pedido.

 

Pero demórate un poco, sólo un poco nomás,

ya que podremos conocer, algunas alegrías humanas.

Y luego te abriremos los brazos,

en un abrazo eterno,

donde ya no seré más Fernanda,

sino sólo un ser de luz, junto al Creador.

 

Espera un poco. Sólo un poco nomás.

Gracias.

 

 

 

Lic. F.I.S. 09/03/2016

Si volviera a nacer…

 

Si volviera a nacer,

disfrutaría más cada momento.

no creería tanto en los demás y

más en mí misma.

 

No buscaría una madre o un padre

fuera, sino dentro mío:

buscaría Al que me ha creado y

me Da la vida diariamente.

 

Si volviera a nacer, 

viajaría más y sufriría menos.

No consideraría los rótulos que los

otros me pongan, ni siquiera para perder un instante.

 

Si volviera a nacer,

sería más sabia y menos “inteligente”,

es decir pondría en hechos mi sabiduría.

 

Pediría ayuda cuando realmente la necesitara y

nunca mendigaría cariño autocastigándome

regalándole margaritas a los depredadores.

Buscaría el amor en el arte, en los libros.

Dejaría de buscar amigos, y seguramente

aparecerían porque no los buscaría.

 

Si volviera a nacer,

sería mi mejor amiga,

no pensaría tanto en los porqués,

sino más bien viviría de instante en instante

trabajando por mi ser, por mi entorno y  por mi bien.

 

Si volviera a nacer,

no pondría la otra mejilla tantas veces,

asintiendo, sin saberlo, a mentiras que escondían

envidias y resquemores – de los otros- en mi contra.

 

Si volviera a nacer,

pediría menos perdones, por no saber por qué.

Y agradecería más a mi Creador la vida,

en cada acto, con una mirada límpida respecto a mi misma.

 

Si volviera a nacer,

cuidaría más mi casa: mi cuerpo, mi alma,

mi mente. Porque no hay más en este mundo.

 

Si volviera a nacer,

haría caso a mi intuición y corazón

aunque no congeniaran con el protocolo.

Y aunque conociera la desazón y la maldad,  

buscaría desde el inicio mi dignidad.

 

Si volviera a nacer,

amaría como he amado,

pero a quien lo valiera, y si no fuera posible

buscaría amar a la naturaleza,

conectándome más con ella.

 

Si volviera a nacer,

quisiera volver a encontrarte,

porque como ahora

nací -y si volviera a nacer-

es -y sería- para amarte.

 

Lic. Fernanda Inés Sucunza