EL CHIVO EXPIATORIO - RENE GIRARD – Parte 1. Nota de: Lic. Fernanda Inés Sucunza
Hay grandes crisis, en las sociedades, donde se puede decir que todo es “indiferenciado”, en los poemas se confunden el día y la noche, en las sociedades “resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador, todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor…”[1] como dice el tango. Esta situación favorece las persecuciones masivas de chivos expiatorios, la historia del hombre se relaciona con los mitos, en su inconsciencia respecto a ellas. El culpable es tan consustancial a su falta que el grupo no puede disociar la falta respecto del chivo expiatorio. Es ya un atributo ontológico del chivo, de su manera misma de ser en el mundo. Claro, las historias del hombre, podemos decir que son “sórdidas” y no “mitológicas”, cuando Girard se refiere al mito, lo hace considerando su característica, de inconsciencia, de sagrado (“todo lo que se denomina sagrado coincide con el carácter ciego y masivo de esta creencia”) y sucede que la historia de la humanidad nos muestra diferentes persecuciones -inconscientes-, en cierta forma, de chivos expiatorios. Como en el mito de Apolo, si los tebanos le suplican a este dios y no a otro, sanar la peste es porque lo consideran el responsable de la plaga.
“Si los grupos pueden enfermar en tanto que grupos por unas razones que dependen de causas objetivas o que sólo dependen de ellos mismos, si las relaciones en el seno de los grupos pueden deteriorarse y luego restablecerse gracias a unas víctimas unánimemente execradas, es evidente que los grupos, rememorarán estas enfermedades sociales de acuerdo con la creencia ilusoria que facilita su curación, la creencia en la omnipotencia de los chivos expiatorios.” Y su posibilidad de destruir y a la vez de “curar” o reestablecer el orden. En la época de Elizabeth de Inglaterra, los médicos judíos gozaban de la preferencia de los medios aritocráticos y populares, porque les asociaban con el poder de curar y a la vez de ocasionar la enfermedad, la peste, producida por el envenenamiento de los ríos, a su vez perpetuada, según la sociedad de la época: por los judíos.
Este círculo vicioso se repite, en nuestras sociedades y no sobre los judíos, sino sobre aquella persona que tenga realmente determinados signos de selección victimaria: a saber, que sea transgresor a las normas, que sea débil de algún modo (como el niño, la mujer, el anciano y otras personas con alguna debilidad, como una fuerte sensibilidad), que tenga algún defecto físico, que se lo relaciona con una supuesta “deformidad” moral; que tenga o sea portador de alguna enfermedad, que tenga alguna virtud difícil de encontrar en la masa, que tenga algo que el grupo desee poseer; esa persona que cumple dos o más de estos atributos, y puesto en un ambiente en crisis, (en grupos con problemas de relaciones, con desdichas, ó cosas no asumidas), decíamos esta persona hace algo que es mal visto, luego ese gesto es mal interpretado, este es el origen auténtico de la “violencia colectiva”.
Aquí se le endilgan a esa persona ciertos crímenes imaginarios (lo que es semejante a los mitos), se puede racionalmente interpretar como los textos de lo mitos y los de diferentes historias de la humanidad, distinguiendo los crímenes imaginarios de los signos de selección victimaria. Para el grupo que vive esta situación, esa distinción no existe, sino que el chivo expiatorio en su manera constitutiva de ser lleva consigo el crimen (imaginario) o exagerado que se le endilga. Este mecanismo si bien es inconsciente, no descarta la prestidigitación de algunas personas con cierto poder, que manipulan a la masa o al grupo, con oscuras intenciones (oscuras porque las mantienen ocultas) para que la atención se derive al chivo, y ellos puedan salir impolutos. Pero es de destacar que esto no sería posible si “los manipuladores, no dispusieran para organizar sus crímenes de una masa eminentemente manipulable, en otras palabras, de personas susceptibles de dejarse encerrar en el sistema de la representación persecutoria”…
Girard, nos dice “la creencia de los perseguidores en la culpabilidad de su víctima, su enclaustramiento en la ilusión persecutoria, como hemos visto, no es algo simple, sino un auténtico sistema de representación”, esto nos permite hablar de un “inconsciente persecutorio”. Y refiriéndose al chivo expiatorio Girard nos dice “Personalmente, yo no me conozco ninguno y estoy persuadido, querido lector, de que a ti te pasa lo mismo. Ambos tenemos solo legítimos enemigos. Y, sin embargo, el universo entero está lleno de chivos expiatorios. La ilusión persecutoria hace más estragos que nunca, no siempre tan trágicos”. Pero tristes al fin, si te tocó ser un “chivo expiatorio”.
Teoría del Chivo Expiatorio de René Girard
La tesis central, de René Girard[1] de forma sucinta, es “que los mitos tienen un origen histórico en el asesinato colectivo de una víctima inocente (o de varias) a manos de una turba colérica que le atribuye la causa de todos sus problemas. Tras el linchamiento llega la calma social” Jaime (2010)[2] este autor continúa “La víctima no se elige al azar, sino en función de ciertos rasgos que la distinguen del grupo: su condición de extranjero, cierto defecto congénito o, también, ciertas virtudes extraordinarias. “A primera vista, la idea de Girard es desconcertante. Tan hechos estamos a la interpretaciones humanista o psicoanalítica de los mitos (ambas alegorizantes), que nos negamos a creer que pueda haber verdad histórica en los sucesos míticos. Sin embargo, las pruebas son abundantes. Girard acumula antes los ojos del lector relatos de las mitologías más variadas que presentan siempre el mismo patrón, más o menos camuflado. ..La paz y la salud sólo pueden volver tras su castigo, maquillado aquí como auto-castigo.”
Para Girard, la base de todos los mitos, es el proceso del “Chivo Expiatorio”, por lo que está en el basamento de toda cultura. Este mito devela que tras la muerte del chivo expiatorio (que puede verse también a nivel simbólico, no muerte literal sino del “ser de esa persona”), se restaura la paz, es decir la culpa del grupo fue expulsada y exteriorizada en la persona del chivo expiatorio, cuando el chivo paga la culpa, la paz o armonía se restaura momentáneamente.
En la historia cristiana de Jesús, dice Jaime “La Pasión, según Girard, no es sino la consciente denuncia, por parte de un chivo expiatorio, del mecanismo creador de mitos. Esto hace al cristianismo moralmente superior ... “ Si bien no pretendemos centrarnos en la visión positiva que tiene Girard sobre el cristianismo, consideramos que el descubrimiento del mito del chivo expiatorio, postula muchas conductas grupales, y familiares en las que dos grupos antagónicos con diferencias importantes pero que tras un fin “no desunirse”, encuentran en un tercero, que cumple determinadas características, la víctima ideal, culpándolo de sus problemas, y se lo castiga, marginándolo, maltratándolo, disfrazándolo de victimario.
F.I.S.
[1] René Girard nacido en Aviñón, el 25 de diciembre de 1923, “es un crítico literario, historiador y filósofo francés notable por su teoría de la mímesis que surgió en primera instancia para analizar obras literarias en las que se muestran relaciones interpersonales miméticas. Posteriormente fue aplicada al análisis de la violencia en las sociedades primitivas que se fundamentan en lo sagrado; y por extensión, a la violencia en las sociedades contemporáneas. Se graduó en filosofía en Aviñón en 1941. Entre 1943 y 1947, estudió en la École des chartes en París, donde se especializó en historia medieval. Su doctorado en historia lo culminó en el año 1950 en la Universidad de Indiana, en los Estados Unidos. Ha ejercido la docencia en la Universidad de Duke, Bryn Mawr College, y la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, la Universidad Estatal de Nueva York en Buffalo y la Universidad de Stanford, donde fue docente desde 1981 hasta su jubilación, en 1995. En 1990, colegas y amigos de René Girard establecieron el Colloquium on Violence and Religion creado para la investigación y discusión de los temas de su obra. Es miembro de la Academia francesa.” http://es.wikipedia.org/wiki/Ren%C3%A9_Girard
[2] Jaime , 1982; investigador en el Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto, es licenciado en Filosofía y ejerce como crítico de arte; cultiva una culpable tendencia a la heterodoxia académica (http://unlibroaldia.blogspot.com/p/sobre-los-autores.html) miércoles 10 de febrero de 2010. Idioma original: francés Título original: Le bouc émissaire Fecha de publicación: 1982 en http://unlibroaldia.blogspot.com/2010/02/rene-girard-el-chivo-expiatorio.html